Como cada martes, hay peleas cerca del templo de Akina y yo no podía dejar de asistir.
Subí toda la cuesta asta el templo corriendo, hoy era un día importante, tenia que luchar contra uno de los jefes. Al pasar por delante el templo vi a dos chicos fumando, mientras corría me los mire y raramente ellos me miraron a mi, quizás no sabían nada de las peleas.
Al llegar grité: Ya estoy aquí !!!!!
En medio de la gente apreció el, un monstruo de 1,90 con unos brazos impresionantes, pero para mi no contaba la fuerza de los brazos, sino de las piernas.
Era una pelea algo desigualada, pero le pude herir las piernas de manera que ya era mio.
Acabó la pelea, ya era la hora de salir de allí, muchos habían apostado a favor del otro y querían recuperar el dinero que me había llevado yo, me empezaron a perseguir y quizás la única escapatoria eran los tíos del templo